Las cosquillas siempre nos recuerdan la risa y el juego. El problema es que, en exceso, lo que creemos que es placentero puede ser una verdadera tortura especialmente para los niños.
El biólogo Richard Alexander, en un artículo en el New York Times, habla acerca de que el hecho de hacer cosquillas, puede ser más peligroso de lo que pensamos.
Si nos remontamos en la historia, podemos ver que la dinastía Han en China, utiliza el cosquilleo como una forma de perfeccionar los métodos de tortura, y era uno de los de mayor sufrimiento sin dejar marcas.
A muchos padres y hermanos mayores les gusta jugar con los niños pequeños del hogar a “hacer cosquillas”, pero es importante parar inmediatamente que el niño lo pide.
Además de ahorrar molestias en el niño, también nos enseña algo importante: el hecho de que cada uno debe tener control sobre su propio cuerpo. Después de que el texto mencionado fue viralizado en las redes sociales en los Estados Unidos. Un padre mencionó: si haces cosquillas a tu hijo y el niño pide que te detengas, ¡hazlo! esto entrega la enseñanza de que él debe hacer lo mismo ante cualquier persona más débil: respetar su decisión en relación con su cuerpo.
Por supuesto que hay niños que simplemente aman el juego de hacer y sentir cosquillas. Por lo tanto, en este caso, debes tomar algunas precauciones:
Si tu hijo es demasiado pequeño y no puede hablar, evita hacerlas. Después de todo, no tiene manera de saber lo que le está molestando. sólo si hay consentimiento, puedes hacerlo y muy suavemente.
Lo ideal es simular el cosquilleo, fingir que lo estás haciendo.
Como ya lo mencionamos, debemos parar cuando alguien lo pude. A pesar de la mirada de diversión y sorpresa, tu niño te demostrará cuando está listo para reanudar el juego o bien cuando no lo desea más. ¡Conozcamos el límite y entendamos lo que es realmente una broma!